A través de las diferentes experiencias con las que me encuentro a la hora de ejercer mi tarea como psicóloga de niños, emerge un denominador común: el desconocimiento, por parte de los padres, de las causas de los padecimientos y los problemas que atraviesa el niño y que derivan en un desequilibrio de la armonía familiar. Por esto mismo, considero de vital importancia prestar atención a las significaciones que los adultos describen acerca del niño, quien vendría a colmar las expectativas de deseo de los padres.
La familia queda incluida en el dispositivo terapéutico como la matriz del psiquismo del pequeño, ya que la realidad fundamental para un niño es la realidad psíquica de sus padres. En el artículo Dos notas sobre el niño(1) , Jacques Lacan considera el síntoma del niño en posición de responder a lo que hay de sintomático en la estructura familiar.
Por su parte, Françoise Dolto expresa: “el ser humano desde su vida prenatal está marcado por la forma en que se lo espera, por lo que luego representa su existencia real para las proyecciones inconscientes de sus padres, éstos, al actuar como interlocutores y modelos naturales, alteran con demasiada frecuencia en el niño el sentido preciso de las vivencias suscitadas por determinadas palabras y ello desde el nacimiento en algunos casos. […] Cuando se trata de niños perturbados, es el niño quien mediante sus síntomas encarna y hace presentes las consecuencias de un conflicto presente familiar o conyugal, camuflado y aceptado por los padres.” (2)
En el transcurso de las primeras experiencias con el niño me ubico, desde el lugar de terapeuta, escuchando el discurso que me es dirigido. Donde el lenguaje se detiene, porque lo que se tiene que decir no es escuchado, sigue hablando la conducta. Durante las entrevistas me pregunto: ¿qué le falta?, ¿qué me dice con sus palabras, su ubicación en el espacio, sus juegos, sus silencios, su conducta?, ¿a quién le habla cuando me está hablando?.
A través del recurso del juego el niño crea en un espacio y un tiempo que permite la realización ilusoria de deseos, facilita el ir elaborando las impresiones de los sucesos traumáticos, etc. Las producciones del niño me permiten descifrar cuál es el problema y las expectativas del niño desde su punto de vista, ya que en muchas ocasiones no coinciden con las de los padres.
En el trabajo con los padres, mediante la observación y la escucha, el objetivo apunta a historizar el lugar subjetivo que vino a ocupar este niño en esta familia y propiciar la apertura de un espacio para que el niño, pudiendo incluirse en la historia familiar, construya posteriormente su propia historia.
Fuentes:
1 Jacques Lacan, “Dos notas sobre el niño”, en: Intervenciones y textos 2, Buenos Aires, Manantial; 1988. Nota manuscrita que Jacques Lacan entregara a Jenny Aubry, psicoanalista de niños, en Octubre de 1969.
2 Françoise Dolto, Seminario de psicoanálisis de niños. México, Siglo XXI, 1987.
Siempre me gustó leer, y también tengo otra pasión, el cine. Podría preguntarme si leo las películas o veo los libros, en fin...
El importante papel que juegan los clubes en estos tiempos post-modernos Tanto el niño como el adolescente actualm...
Me dedico al psicoanálisis desde hace casi dos décadas, y además de haberse revelado como mi vocaci&o...
Dejá un comentario