Días atrás, observaba, cómo un niño, de escasos 3 años, lloraba a gritos porque el padre no le podía comprar el juguete que había visto en la góndola de un hipermercado.

EL PADRE: No tengo plata, cuando cobre, te lo compro.

EL NIÑO: ¡no quiero, me lo comprás ahora, te dije!

Acto seguido, el niño tiró al piso todo lo de la góndola que tenía a su alcance. Ante lo cual, el padre, ¿qué se imaginan que hizo? Exacto, le compro el juguete!!!!! (un GRAVE error)

Señores padres, me presento, soy psicóloga y, trabajo, sobre todo, con niños y adolescentes.

Existen, a mi entender y en función de mi experiencia clínica, ciertas “reglas” que no deben transgredirse, porque genera confusión y, falta de credibilidad, de los hijos hacia sus padres.

1- El “NO” es “NO” (siempre acompañado de un fundamento), por ejemplo, porque es peligroso; sos muy chico, ya va a llegar el momento; es un lugar poco recomendable, etc. Un no, no puede transformarse en un sí, porque una vez que se instala la posibilidad de revertir ese no, apelarán al cansancio de los padres, que terminarán cediendo, ante la insistencia en el pedido de permiso o, para evitar los escandaletes a los que apelan los niños, que son muy observadores con respecto a encontrar el punto en el cuál los padres aflojan.

2- No temerle al “TE ODIO” dicho por los hijos ante un pedido de permiso frustrado, porque están ensayando como lograr hacerlos sentir que están en falta en cuanto al ejercicio de su función parental, que consiste en , además de darles amor y contención, enseñarles que está bien y que no , logrando que cuando crezcan sean personas de bien.

3- No propiciar que crezcan antes de tiempo. Lo he notado en padres que estimulan a sus hijos pequeños a, que en ciertos eventos, sobre todo en fiestas familiares, digan que tienen novia, lo que produce un festejo generalizado, que genera confusión y un habilitar al niño para que saltee etapas, que deben ser vividas de acuerdo a cada edad.

4- Desde niños, hay que adjudicarles tareas domésticas (acordes a la edad) ya que esto enseña, que no es justo ni deseable, que todo el trabajo recaiga en los padres, la empleada, una hermana mayor, etc. Se tienen que ocupar del aseo de su cuarto, lavar los utensilios que ensucian, llevar la ropa sucia al lugar que corresponda, etc. No es pedir imposibles, sino responsabilidades cumplibles y, aleccionadoras, para un futuro.

5- Cómo responder al “SOY GRANDE PARA QUE ME CONTROLEN”. De la siguiente manera. "¿Preferís que no nos ocupemos de saber qué haces, dónde y con quién estás? Si lo hacemos es porque te amamos y sos nuestra responsabilidad". Generalmente lo comprenden y admiten, cuando se pasan de vereda y tienen que encarar situaciones similares, con sus propios hijos.

6- Los padres no deben ser amigos de sus hijos. Los amigos se tienen afuera, en el barrio, en la escuela, en el club, etc. El desnivel entre padres e hijos, debe existir, sino se confunden los roles. He visto niños pegarles un cachetazo a alguno de sus padres o insultarlos y, esto, desgraciadamente, es festejado como una gracia. No, señores, los padres educan, no son los monigotes de sus hijos. A ponerse los pantalones y las polleras, dónde corresponde, señores padres, por el bien de todos.

7- Y, por último, quiero decirles, que los límites empiezan por la casa, no pretender que los ponga la escuela. Porque sino se los ponen los padres, los niños viven en una burbuja irreal que, al traspasar el umbral de la casa, se pincha cuando los límites se los ponen otros. Este choque entre el mundo donde "todo está permitido" y un mundo regido por reglas (éticas, morales, etc.) se convierte en un sufrimiento para el niño.

Espero les haya servido, pero este artículo es un pequeño aporte, para que la crianza de nuestros hijos sea menos complicada y culposa. Falta mucho camino por andar y aprender. No existen las escuelas para padres, si profesionales que pueden orientarlos.