Trabajo desde el enfoque psicoanalítico, considerando que cada persona trae consigo una historia singular que merece ser escuchada sin apuros, sin fórmulas, sin diagnósticos prefabricados. En ese espacio de palabra, donde el decir toma forma, se abre la posibilidad de construir algo nuevo.

Entiendo la clínica como un encuentro entre dos que no saben del todo, pero que se implican en una búsqueda. En ese marco, la escucha no es pasiva ni neutra: es una intervención en sí misma, una herramienta para alojar el malestar y también para interrogarlo.

El tratamiento no se propone como una solución mágica, sino como una apuesta a un modo diferente de habitar lo que duele, lo que no cierra, lo que insiste. Acompañar ese proceso, con respeto, compromiso y escucha, es el núcleo de mi trabajo.