Toda psicoterapia supone una amplia reflexión acerca del ser humano, una búsqueda por el entendimiento de la vida y sus laberintos. Compartimos aquí algunas ideas que nos ayudarán a comprender como se constituye un sujeto, sus posibilidades de subjetivación, de autonomización y el lugar que la clínica psicoterapéutica ocupa en ese proceso.
Porque comprender, nos ayuda a cambiar.
Podemos entender la subjetividad como la plataforma existencial desde la cual cada ser humano se proyecta en la vida, su referencia y timón en el constante proceso de producción de sí y de la realidad en la cual se inserta. La subjetividad es hacedora de mundo, pura potencia, movimiento, por tal motivo, preferimos referirnos a ella como “proceso de subjetivación”. Este proceso se da dentro de una compleja trama de relaciones, una heterogénesis; múltiples factores y acontecimentos influyen en la formación de la subjetividad y concurren para que ésta adquiera su modo personal y “singular” de ser. Sus componentes abarcan:
- desde instancias colectivas e institucionales, de control social, los cuales se manifiestan a traves de la família, educación, medio ambiente, hasta los elementos fabricados por la mídia y los de dimensiones linguísticas, así como los que escapan a sus reglas, pero que vehiculizan significaciones y valores;
- las instancias individuales, psíquicas.
Todos los factores involucrados determinan el sistema de creencias en el cual se apoya el conocimiento que cada uno tiene de sí mismo y del mundo, afectando nuestros cuerpos, emociones, relaciones.
Cada ser humano - independientemente de su condición social – posee su “utopia”, construída a partir de la negación de su realidad, formulada a partir de deseos, aspiraciones y necesidades. Es la condición “deseante” del proceso de subjetivación que se presenta como sed de una existencia que no termina de saciarse, una potencia que es capturada y modelada por el entorno.
El mundo contemporáneo, plural, dinámico, está impregnado por la conectividad, la tecnologia, la exposición personal, los mandamientos de productividad, aceleración del tiempo, consumo y pérdida de referencias tradicionales, la incertidumbre. La co-existencia de nuevos paradigmas con viejos valores y costumbres, generan contradicciones, puja entre fuerzas irreconciliables, cuyas rupturas son a veces abruptas, llevando los individuos a perderse en un conglomerado de sentidos y significados que los sumen en la angustia, el miedo, la depresión, la ansiedad y la confusión, en un amplio abanico de síntomas y desequilibrios que, compreenden la mente, el cuerpo/emociones y las relaciones.
La clínica psicoterapéutica asiste al proceso de entender la fuente de los conflictos, desentraña la cadena de significados en puja y trabaja su expresión en el lenguaje de los síntomas en todos los niveles. Para tanto, busca insumos en diferentes disciplinas cuyos conocimientos y métodos son articulados en la clínica, según las indicaciones para cada caso.
Pero, más allá del sujeto constituído, modelado y de los conflictos intimistas, el real objeto de una clínica psicoterapéutica integral, mente-cuerpo/emociones-medio social, es el “proceso de subjetivación”. Este proceso abre las posibilidades de surgimento de “singularidades autónomas”, nuevas formas de vida, la liberacion del “deseo” de los códigos dominantes y el descubrimiento de la capacidad creativa de producir sentido para su vida, inventar su mundo y a sí mismo.
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